Desconocidos Cercanos. Grupos de Presión I.
“Bajo el palacio de Dueñas hay una puerta al Infierno, el Duque de Alba la descubrió, la clausuró y creó una orden de caballeros para vigilar esa puerta de entrada al Infierno, y lo que es más peligroso… de salida.”
Este es el principio de la historia que oyen todos los neófitos de la Orden de los Caballeros de Alba, personas influyentes o sobresalientes en algún sentido que son reclutadas, se les exige un secreto extremo y entera dedicación al credo de la orden. Mantener el Infierno a raya, descubrir y cerrar otras puertas, o muestras de la influencia del Maligno en el mundo también son obligaciones de todo caballero.
“El maligno no soporta a la madre ni al hijo.” En una habitación del palacio SIEMPRE hay una mujer embarazada, por turnos. Hay dos vehículos con chofer para llevar y traer mujeres embarazadas para mantener a raya al demonio, aparte del servicio que las tiene alimentadas, entretenidas, y les ofrece una compensación económica por su tiempo de “sacrificio”.
“Las palabras del Señor detienen al maligno.” En la bodega, tras las barricas y botellas de los más delicados vinos y licores, hay manuscritos griegos, fragmentos de las primeras Biblias. La orden continua buscando textos, invirtiendo tiempo y una gran cantidad de dinero en buscar esas palabras, y cualquier constancia de ellas.
“Yo lo veo como un toro.” Todos los iniciados se han enfrentado a un toro bravo para demostrar su hombría y valor. El toro es símbolo de admiración y respeto, pero también de maldad y de amenaza a la humanidad. Su piel negra, sus cuernos y su malicia para buscar el daño ajeno le hacen un enemigo terrible para un hombre desarmado…
Varios toreros conocidos son caballeros, pero todos los caballeros son toreros en algún sentido de la palabra.
“La cercanía del abismo produce monstruos.” La eterna vigilancia y la cercanía del infierno afecta a las personas, el servicio privado del palacio es reemplazado cada año, tanto para proteger el secreto, como para la propia seguridad y protección de los empleados.
El pasar mucho tiempo cerca de la puerta puede deformar tanto mente como cuerpo. La persona a cargo, Duque o Duquesa, sufre los efectos en su cuerpo y en su mente, la falta de sueño, las pesadillas, el dolor amargo que provoca la vecindad con los demonios es un precio a pagar en su sagrada misión. Además de recibir siempre descargas de mala suerte, tanto en el amor como en lo personal, todos los altos cargos de la orden están preparados para un fatal destino, pero alguien tiene que enfrentar al maligno en las sombras.
Los altos cargos de la orden son llamados Equites, jinetes, desde siempre ir a caballo suponía una visión superior a los infantes, una posición de poder, pero también un puesto de vigilancia, de velocidad, de alerta, y de reacción necesaria en esta terrible lucha. Con los años, además ha supuesto una posición de poder económico y un símbolo de clase social, de status, que no es ajeno a los cargos de la orden.
Otros cargos serían los Celadores, que administran las pertenencias inmobiliarias de la orden, los lugares peligrosos, el Celador Mayor, vigila el palacio de Dueñas. El celador se ocupa del cuidado del lugar, de la vigilancia constante, y del buen trato y de la hospitalidad con otros miembros de la orden.
Finalmente los Milites, los militantes de la orden, todos con entrenamiento contra el Maligno, tanto para el enfrentamiento físico contra el mal y sus seguidores, como en la lucha contra las tentaciones y maniobras arteras del Maligno y sus enviados. Dentro de estos milites hay un grupo especial de intervención, con apoyo militar y policial para posibles casos de enfrentamiento abierto.
Hay un grupo importante de milites que se encarga de la desinformación, con grandes contactos con los medios, difunden una imagen distorsionada de la casa de Alba y de las personas relacionadas con la orden, para que el pueblo los vea como ricos caprichosos y parásitos sociales y que nadie conozca la verdadera razón de su puesto ni su autentica labor para defender la humanidad. Además con estas maniobras consiguen financiación extra para los múltiples proyectos de la orden, investigación, adquisiciones, intervenciones, y mantenimiento.
Todos los caballeros, de cualquier orden son hombres, las mujeres solo pueden ocupar cargos de apoyo y labores menores en la orden, ya que la influencia del maligno es mayor en ellas. Pero deben ser tratadas con respeto y educación por todos los miembros de la orden.
Un caballero jura defender a la humanidad del Maligno en todas sus formas, entregando su tiempo, dinero e incluso su vida a la orden si fuese necesario. Mantener un comportamiento ejemplar, “como Dios manda” en todo momento. No caer en excesos de ningún tipo, y evitar la tentación en todas sus vertientes, alejarse de todos los pecados son mandamientos de todo buen caballero. Observar el sagrado orden en todo momento, proteger y velar por los celadores y obedecer a los Equites en todo momento y lugar. Nunca renegar de un juramento, la palabra y el honor son armas contra el maligno, no se pueden manchar con mentiras ni traiciones.
La orden parece anacrónica, y posiblemente sus conocimientos estén obsoletos o mal orientados, su visión del Infierno puede ser antigua y sin fundamento, pero todavía conservan y atesoran un poder terrenal, económico y social importante, poder en todo el sentido de la palabra. Además de una devoción y entrega de sus adeptos por encima de toda deuda. Al fin y al cabo, ¿hay alguna virtud mayor que el enfrentarse al Maligno con cada uno de tus actos?
Su relación con otros grupos de presión o cábalas es complicada o inexistente, la convicción en su elevada misión hacen imposible cualquier cooperación o incluso tolerancia. No obstante la Iniciativa 51 ha tenido algún contacto con los caballeros en busca de información o financiación o apoyo. La Verdadera Orden del Caudillo acudió a ellos en busca de apoyo financiero, pero los caballeros necesitan todo su pecunio para asuntos propios y no están dispuestos a invertir en quimeras, en íconos ni símbolos.
Al fin y al cabo son gente con una Misión.