Lo primero de todo, antes de continuar con esta ambientación creo necesario aclarar un par de cosas.
Lo primero, no soy nazi, no comparto esta ideología, no defiendo esta ideología ni la ensalzo, solo la aprovecho con el permiso de creador para narrar una situación hipotética, una ucronía donde Inglaterra y la Commonwealth van a traer el fin del mundo, y el Reich y sus aliados de otras épocas y mundos son los únicos salvadores que tiene nuestro universo. No justifico el holocausto, lo explico de otra manera para crear una situación justificable.
Lo segundo, no soy satánico, no doy culto a Lucifer, pero si creo que, de existir, sería un tipo para conocer, leed Sandman de Gaiman, y continuad con Lucifer de Carey y después decidme que no apreciáis al pobre Estrella de la Mañana. Si alguien me ve hacer un pentagrama con el azúcar en el café, es imaginación suya…
No creo que Milton desencadenase el fin del mundo con su libro El Paraíso Perdido, ni que fuera su intención, pero si cambió la manera de ver a los demonios y a Lucifer, sin ese libro, no tendría la cabeza con todas las ideas que tengo dentro.

Y dejando esto claro, voy a ahondar un poco más en la ambientación de Mein Teufel, a la que he llegado por una encuesta, basada en una noticia, y un poco más adelante iremos con el sistema de juego.
Historia Antigua.
«Todo empieza en alguna parte, aunque muchos físicos no estén de acuerdo.»
Terry Pratchett.
Como se puede leer en Sandman Estación de Nieblas, la caída de Lucifer y los suyos tiene un tufillo a premeditado, a Plan Maestro. Si Dios es Omnisciente, como pudo sorprenderle que unos cuantos de sus Ángeles, el Dador de Luz al mando se rebelaran y trataran de arrebatar el cielo. No voy a hacer una disertación sobre la Guerra en el Cielo, para eso leeros a Milton, Gaiman, Carey que forman mi particular visión del cielo y el infierno.
La causa de la revuelta es algo que se ha diluido con el tiempo, y que cada uno de los participantes tiene su versión. Lo importante es que causó un cisma entre las huestes celestiales, los leales a Dios, y los rebeldes que siguieron a Lucifer. Tras una guerra entre hermanos, que se dio a la vez, tanto física como metafísicamente, en el plano real y en el espiritual, los rebeldes fueron derrotados y exiliados a un plano inferior, el Infierno. Mientras los leales, vieron como la humanidad se convertía en la creación favorita de Dios, como les otorgaba el libre albedrío, como eran la niña de sus ojos, como se enfadaba con ellos y les enviaba plagas y avisos a través de los Ángeles que lucharon por El.
Los rebeldes tuvieron tiempo para lamer sus heridas, reflexionar sobre la derrota y planear un segundo asalto. Lucifer tomó el mando del Infierno y organizó a sus leales para que no cayeran en la dejadez del exilio, si no que mantuvieran una firmeza marcial esperando la oportunidad para regresar y reclamar su hogar. En el plano inferior donde habitaron encontraron criaturas que nunca habían conocido la luz celestial, seres de la oscuridad que recibieron a los recién llegados como invasores, pero que con el tiempo los aceptaron como regentes y formaron sus huestes. Al Infierno además llegaban las almas perdidas, los asesinos, ladrones y toda la carroña que generaba la humanidad, los caídos y sus aliados aprendieron mucho durante esos primeros siglos de la recién llegada raza humana.
Gracias a estas almas, Lucifer y los suyos descubrieron la manera de colarse en el mundo de los hombres, recolectando almas y sacrificándolas en rituales que conocían los seres inferiores, pudieron caminar entre los hombres tomando cuerpos humanos en el proceso. Lucifer creó una red de espías esperando que, gracias a los hombres, tuvieran una oportunidad para la venganza.
No tardó en encontrar su oportunidad, en un lugar perdido del Imperio Romano, Jerusalén iba a llegar un hijo del hombre que también lo era de Dios, una broma muy del estilo de su enemigo. Lucifer trazó un plan, lo suficientemente enrevesado para que no lo entendiera ni Dios, y que no pudiera ser entregado por ninguno de los participantes, puesto que estos solo conocían una pequeña parte del plan. Todos pensaba que trataría de quedarse a solas con el Mesías, para acabar con él, matarlo para demostrar a Dios que conservaba su poder. Pero Lucifer se contentó con tentar a Cristo, pero este, bien adoctrinado negó al diablo. El plan de Lucifer parecía ser un fracaso, pero, la Estrella de la Mañana es el ser de la creación con mayor astucia, y todo sucedía según sus planes. Cuando Cristo fue condenado a morir en la cruz, y ningún demonio tuvo que ejercer presión en ese sentido, el plan oculto de Lucifer estaba cerca de dar un paso adelante.
Durante el calvario, envió varios agentes encubiertos a despistar a sus enemigos, unos ayudaban a Cristo con la cruz, otros le hacían el camino más difícil, mientras diversos agentes del cielo, acudían atónitos, esperando cualquier locura del Adversario, pero sin averiguar que tramaba. Bajo la misma cruz se coló Lucifer para tentar una última vez al hijo de su rival, a punto estuvo el hijo del hombre de caer, pero su naturaleza triunfó sobre las dudas que sembró el ángel caído. Cuando los agentes humanos infiltrados entre los soldados romanos pusieron en fuga a Lucifer, éste los maldijo por echar a perder sus planes. Nada más lejos de la verdad, el plan de Lucifer fue llevado a cabo con la precisión que solo un primer creado puede tener. Durante ese momento de duda, Lucifer robó sangre de Cristo, que contenía esencia de Dios, y con un ritual donde sacrificaría un centenar de Ángeles secuestrados durante la guerra, podría robar la Creación, tener su propio dominio, dar sus propias leyes a sus propios vasallos desde el origen.
Sus seguidores pensaron que utilizaría este nuevo reino como puente para atacar a sus enemigos, como pozo de cría de nuevos reclutas, como suministro para la inminente guerra, se equivocaron. Lucifer quería un reino propio para descubrir como pensaba su creador, para entender el porqué de su caída, cual es el plan oculto de Dios, pero esa verdad le estaba vedada. El nuevo mundo solo creó dudas en Lucifer, que en poco tiempo se cansó de su nuevo juguete y lo entregó a sus vasallos, no sin antes dotar a los nativos de medios para decidir su propio destino.
Después del fracaso del mundo hueco, como lo conocieron los demonios desde entonces, Lucifer se volvió arisco y no toleraba ningún error en sus filas. Sus subordinados conspiraron y derrocaron a Lucifer, que debió huir al exilio. Los demonios ocuparon el mundo hueco, atemorizando a sus habitantes e instalándose como señores de las tierras. No era el mundo de los hombres, pero tenían almas y mortales con los que participar en sus juegos demoníacos, además los habitantes del mundo hueco habían desarrollado habilidades especiales que les permitían enfrentarse a sus señores diabólicos, lo que hacía su tormento mucho más apetecible.
Tras varios siglos, descubrieron lo que hacía especiales a los nativos del mundo hueco, extraían el poder de unos lugares mágicos, cuando los demonios empezaron a extraer poder de los lugares encantados, aprendieron a viajar entre mundos, sin tener que poseer a un humano. Los hombres en todo este tiempo habían desarrollado maravillas que dejaban a los demonios indefensos, armas terribles, ingenios voladores, la electricidad, si querían invadir el mundo de los hombres, debían ser imaginativos.
Aprovechando las creencias de la gente, y una ola de paganismo y esoterismo en el imperio más importante de la tierra, Inglaterra, fueron infiltrándose en la sociedad, como heraldos de dioses ajenos, como portadores de verdades nuevas, como líderes de nacientes sectas secretas fueron ocupando cargos de poder. Plantaron semillas que pronto darían fruto, la humanidad pronto creería en ellos más que en Dios, y la guerra de la fe, les daría una nueva oportunidad. Aunque algunos idiotas humanos se enfrentaran a ellos, no lograrían desentrañar su telaraña de misterios, amenazas, mentiras y falsas esperanzas. En cincuenta años, dominarían el mundo.
Y así hubiera sido de no ser por unos héroes, con una visión clara y una misión, arrebatar el mundo al peor enemigo que podían tener, debían derrotar a los demonios en todos los frentes, y liberar el mundo de su mal, para formar una nueva esperanza, un nuevo reino.
Seguiré con esta ambientación que habéis ayudado a crear, queridos desconocidos, vigilad vuestros deseos, no caigáis en la tentación.